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[Activismo] El “Viacrucis” del Migrante

«Hay hombres que luchan un día y son buenos, otros luchan un año y son mejores, hay quienes luchan muchos años y son muy buenos, pero están los que luchan toda la vida, y esos son los imprescindibles» Bertolt Brecht

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Foto: Espoir Chiapas

Siempre me han generado gran admiración los defensores de Derechos Humanos, pienso que no hay profesión más difícil y compleja que esa. Hacer un lado la posibilidad de una vida tranquila, sumergirte en un conflicto, dedicarte día a día a intentar dar apoyo y voz a los “nadie”, a aquellos que sólo aparecen una vez al año en estadísticas o cuando son victimas de un suceso que las redacciones califican como “relevante”.

Cuando conocí a Fray Tomás González, nos encontrábamos en un evento sobre bases de datos de denuncias sobre Derechos Humanos, un evento donde corroboré el gran espectro de personas que están dispuestas a asumir los riesgos de defender a los más vulnerables aún poniendo su propia vida en peligro. Habían los que desarrollaban bases de datos encriptados que cumplían todas las medidas de seguridad  y protección de identidad (imprescindible), también habían los que documentaban en un computador en una oficina “sin nombre” con el objetivo de no levantar sospechas y hasta aquellos que se paraban a un lado del camino de “La Bestia” y recogían, con sólo un lápiz y un papel, las violaciones de aquellos migrantes que querían contar un poco de su pesadilla.

Pasó al frente a contar su experiencia, vestía una camiseta negra, una chaqueta de jean, unos pantalones vaqueros y unas sandalias gastadas. En su cara podía observar un visible cansancio, en las caras del resto de colegas, admiración, ganas de conocer su historia. Relató los retos de documentar violaciones a los Derechos Humanos de migrantes en el terreno, en plena frontera, ahí donde junto a migrantes, se mueven también traficantes de personas, narcos y agentes de seguridad corruptos.

El no hablaba de bases de datos, de encriptación ni de términos técnicos, no el hablaba de historias. Cada una de las historias anónimas que conocía cada día en su albergue en la frontera de Tenosique, Tabasco, un albergue que recibió el nombre de “la 72” un homenaje a las victimas de una de las masacres de migrantes que visibilizó, por un momento, los riesgos para esta población.

El 6 de abril de 2011, los noticieros de todo el mundo se reproducían imágenes del rancho en Tamaulipas donde meses atrás se había desatado la masacre, masacre que sin embargo se sigue dando día a día en cada uno de los pasos del “viacrucis del migrante”, pero que ahora solo hace parte de la agenda de unos pocos medios independientes.

El albergue se encuentra ubicado en Tenosique, en una de las rutas de migrantes más concurridas y donde se cometen gran cantidad de atrocidades, chicas violadas, agentes que entraron a un vagón y se llevaron a personas que jamás volvieron a hacer vistas, grupos armados que robaban a los que menos tienen, a los que sólo persiguen el sueño de una vida mejor para su familia.

Junto a las historias de los migrantes, sin duda, están las historias de sus defensores, que se enfrentan al riesgo de convertirse en victimas, en las últimas semanas diferentes se  ha alertado sobre la situación de “la 72” y de las amenazas a la vida de Fray Tomás González y de Rubén Figueroa, voluntarios encargados del albergue, desde está pequeña bitácora reproduzco la exigencia al gobierno mexicano de brindar seguridad a los a Fray Tomás y a Rubén, a los defensores de Derechos Humanos y a los miles y miles de migrantes cuyo único pecado ha sido el abandono y el olvido por parte de sus estados nacionales y que cada día se enfrentan a las más inverosímiles aberraciones en busca de un futuro mejor para sus familias.

Está entrada no hacía parte del proyecto “Voces Migrantes” pero que debido a su trascendencia me vi obligado a escribir. Sin dudas, contar las historias de aquellos otros viajeros que encontré en mi paso por México ha sido mucho más difícil de lo que pensé en un principio. Espero estar haciéndolo bien y poco a poco seguir mostrando un poco de la vida de los “invisibles”.